lunes, 13 de abril de 2015

Sellándome los labios con tu falo


Cautivo ahora en mi mundo de sombras y cantos silentes
bailarás las notas de mi mente
en mis oscuras noches de espanto.

Sembrando en mi locura oscuros mantos,
calores de espuma ardiente
descarnando mi vientre con tus frías manos.

Hundiendo tus pasiones en el fango errante
de un alma oculta en el descaro
de un andar indiferente
de un andar desesperado.

Dispara pues tus ofensivos pactos
hiere sin clemencia mis recatos
rompe con palabras mis acciones
vuélveme la nada y sus estados.

Átame a tu frente, sin remilgos
abre mis portones se mis dildos
toma mi demencia Impertinente
 marioneta de mi mente, se mis hilos

Y así furtivo carnicero
termina con mis llantos pendencieros
termina con mis sueños pasajeros
termina tus desvelos, tu fastidio

Termina tus lamentos a mi lado, se mi vicio
se mi vino, se mi mota, se mi ácido
se droga que se prueba con los labios
se mi amante, mi asesino.

Se lo que se oculta entre las sombras
se pasión que entre silencios no se nombra
se diamante, se carroña
se  mi vals sobre las olas

Escupe tus venenos en mi vientre
mancha mis anhelos con tu sangre hirviente
destrózame la vida, se hiriente
revienta tus verdades ante los ojos castos.

Degusta los sabores relucientes
del que ahora pende entre las llamas fenecientes
de una vida pura y sus caminos insensatos.

Huye pues de mi locura
oblígame a arrancarte de mis labios
ruega al cielo me regrese la cordura
ruega al cielo que termine ya mis cantos

Ruega a Dios, ruega a los Ángeles
has de tu boca una plegaria
has con tus manos la alabanza
santigua mi entrepierna con tu vientre bajo.

Toma de mi mano tu alimento
liba con tus labios mis tormentos
saca con cuchillos mis lamentos
vierte tu semilla entre mis llantos

Arde como fuego que calcina
grita sin pudor, ¡es mi asesina!
nubla ya tu juicio sin medida
y acompaña mis andares en senderos bajos.

Canta si, las notas que te oprimen
grita tus anhelos olvidados,
mátame en acciones viperinas
vete atrás del cielo, entre los astros

Vuelve una y mil veces,
huye de repente si te antoja
viérteme la pus de tus cimientos
ábreme la caja de Pandora

Llena de pasiones insensatas
llena de alucígenos que matan
llena de mil cosas que atarantan
en la vera de mi cruel destino

Y llena con goteras los vacíos
que congelan flagelando los caminos
de una dama entre los labios del vecino
de una puta revolcándose en tu cama

Revuélcate conmigo en las pasiones
de un Marques preso en la cárcel
de un Conde que en sus cantos
hiere almas gimientes con oídos puritanos

Que sea mi cuerpo el lienzo ardiente de tu tinta
que sea mi mente la musa que te inspira
que sean mis manos esa fuerza tan divina
las que escriban con las tuyas nuestros ratos.

Termina ya por una vez esta locura
que insensata y sin respeto me atormenta
regálame el descanso en la tortura
gríta fuerte mis verdades con desprecio.

Y así, bella figura de muros altos
cavarás mi tumba con tus crueles manos
mordiéndome la boca con tus dientes
sellándome los labios con tu falo.

Cancún, Q, Roo
Mayo 2012

jueves, 9 de abril de 2015

Por última vez

Voltee la cabeza esperando, deseando con ansias mirar el danzar seductor de las llamas calcinando todo aquello que entrara en contacto con la pasión desbordada de sus lenguas ardientes, mas la velocidad con que salimos de aquel lugar me negó ese placer. 

Sentí mi cuerpo vibrar excitado al imaginar el fuego lamiéndolo todo.

El flujo constante de adrenalina expelida por mis glándulas, me golpeaba con una fuerza incontenible, insoportable y descontrolada, esclavizando el escaso residuo racional que aún me pertenecía y entre intentos fallidos de controlar a mi bestia, y el deseo irracional de sentir esas lenguas naranjas abrasando mi cuerpo, recordé que en el auto también se encontraba él.

Lo miré y sonreímos juntos; y pude sentir la invasión absoluta de mis ansías profundas por tomar sus carnes como el lienzo perfecto de mi perturbado arte.

Levantó sus cejas y lo admiré; contemplé su aniñada belleza y supe al momento que haría arte con él.

Detuvo el auto y al instante, asalté con mi cuerpo su presencia. Su aroma dulce y sus tiernos besos me cegaron por completo. Y en ese momento no supe de mí.

Me perdí en un mar de emociones intensas, batalla violenta entre dos cuerpos deseando poseerse, unirse en uno solo, existiendo en el otro, falleciendo en conjunto, desangrando pasiones silenciadas en el supuesto cotidiano del buen ver.

Y ahí, en ese auto, desesperante placer, lo hice parte de mi, poseyéndolo entero, convirtiéndolo en una extensión de mi cuerpo, del gemir de mis centros, de mis gritos internos, del misterio orgásmico en las danzas de mi piel.

El líquido ardiente emanando de su cuerpo desfallecido me invitó a volver. Y saboree por vez última la cálida esencia escarlata brotando de sus labios abiertos.

¡Ah! Su aspecto complacido y silencioso me inspiró mil poemas. ¡Belleza pura y sutil! ¡Deslumbrante y perfecta!  

¡Frialdad vacía reflejada en sus ojos! ¡Laxitud inerte matizada de rojo!

Aroma embriagante revoloteando en el aire, Elixir sublime expelido por ese maravilloso cuerpo adornado magistralmente por la pasión de mi mas desenfrenado gozo: Sangre brotando por doquier; gritos musicalizándolo todo; Miedos rasgando los velos de la cordura; Muerte orgásmica recorriendo mi ser.  

Y lo vi como aquella primera vez, lo admiré y contemplé su irresistible belleza, y en ese instante supe que tanto lo amé. Lo abracé con inmensa ternura acurrucándome en su pecho y sonriendo, si,sonriendo, lo besé intensamente, por última vez.

CANCUN
SEPTIEMBRE 2012

lunes, 6 de abril de 2015

Quise salir a caminar

Quise salir a caminar. La noche estrellada me invitó a hacerlo, ese manto negro y húmedo cubriendo el cielo me llamaba dirigiendo mis pasos a ninguna parte.

Sentí el viento golpear en mi rostro sin clemencia y fue excitante imaginarlo recorriendo mi cuerpo, acariciando mis brazos, jugueteando en mi pelo, relamiendo juguetón mis muslos al colarse por debajo de mi falda… ¡extrañaba tanto sentir al viento nocturno surcar mi cuerpo!

Bebí sedienta todo aquello que a mis ojos se enfrentara… parejas disfrutando de un lugar oscuro, regalándose caricias clandestinas en esquinas olvidadas… músicos cargando a sus espaldas el orgullo de su profesión melódica y esas chicas contoneando carnes para llevar a cabo el ancestral comercio de la piel.   

Tanta historia viva reservada a la vista de las otras… pero ahora estaba allí, afuera, disfrutando de la noche, mi fiel y amante compañera.

Entré mas por inercia que por gusto, no estaba en mi interés pasar horas enteras a merced de aquellos ojos de inquisitiva lascivia devorándome entera  mientras practicaba unos tiros.

Me senté en la barra y esperé, no porque tuviera un qué esperar o un a quién, pero me apetecía tanto ese dulce sabor de la espera, ese saber que la presa, sintiéndose cazador llegaría a sentarse por si solo a mi diestra.

Whisky soda y un toque de boost, la mezcla perfecta llegó a mis manos sin siquiera pedirla y así sumergida en el placer infinito de ser quien era, permanecí unos instantes antes de conocer mi cita.

Tomó asiento y sin ningún talento, hizo uso de aquellas huecas, vanas e insulsas tácticas de conquista masculina. Fingí atenderlo, pero he de confesarlo, me provocó tanta pereza. A punto estuvo de arruinar mi noche de no haber sido por una frase, una frase boba, sin chiste ni gracia, absurda por completo que sin embargo provocó en mis adentros el deseo. ¡Pero que puedo decir si así es como funciona! ¡No siempre tiene que ser interesante aquello que me detona!

Permanecí a su lado y reí divertida, mi atención ahora si estaba dirigida.

Decidió, después de un rato,  que había llegado la hora de la partida, y jugando a la inocencia me dejé llevar incautamente a su guarida.

Como todo un caballero abrió la puerta, cerrándola tras de mí por última vez. Y así, refugiada en la intimidad de una pieza ajena, le di rienda suelta a la locura. Magníficos grabados de un artista de la piel, cortes perfectos abriendo bocas por cuerpo, bocas susurrantes reglándome esos cantos guturales y profundos que traviesos recorrían las profundidades cavernosas de mi mente y de mi ser. Concierto de ruidos, y gritos y silencio, ojos vacios y cuerpos fríos y perdida totalmente en la cadencia artística de esas notas, me sentí desfallecida y colmada de placer.

Llegué a casa casi al alba, sonriendo complacida. La luna, fiel testigo de mis actos me observaba silenciosa mientras lavaba de mi cuerpo con sumo cuidado, los restos escarlatas de mi oscuro proceder. Y relajada y tranquila, recostada en mi cama, derramé sentidas lágrimas por aquél vulgar muchacho a quién jamás nadie volvería a ver

Cancún, Q. Roo
Octubre 8. 2012

jueves, 2 de abril de 2015

Presenciando el momento.




Por alguna extraña razón, las notas dulzonas de aquella canción me colmaron de imágenes y siluetas.


Me contemplé a mí misma, protagonista y espectador, recostada apacible en mi habitación,
inmersa en mis diálogos internos que más que diálogos son gritos, son rezos, son ecos.

Y así sumida en tan ordinario trance, me observé incomodarme ante un chasquido impertinente y exasperante, chasquidos de fauces corrientes mascando sin gracia.

La obscuridad profunda reinaba en mi alcoba, perfumando mi esencia y ¡ese chasquido maldita sea, me volvía loca!

Opté por levantarme e indagar la fuente de los sonidos, que si bien no era seguro, mis sentidos adormecidos me susurraban se encontraba en la unión angulosa de mis paredes.

Sin encender luces, sin abrir ojos, me dirigí tambaleante hasta esa esquina. Y el chasquido insistente arreciaba a mi paso.

Una silueta agazapada me apareció dibujada a ras de piso, maltrecha y desfigurada, sin formas, la falta de luz le profería tal efecto y convencida totalmente por averiguar la causa de mi reciente tormento, me acerque hasta casi rozar con mis manos el cuerpo.

De pronto silencio.

El sonido chirriante y viscoso de dientes mascantes cesó por completo.
El grito sordo de aquél silencio profundo logró estremecerme y expectante, suspendida en el aire titubeé un breve instante.

Repuse los nervios, recuperé el talante y toqué lo que intuí era su espalda.

Volteó aquello de pronto a mirarme y me vi, me vi de pie tomando mi espalda y me vi agazapada volteando a verme.

Y tendida allí, agazapada, mascaba y mascaba mis propias entrañas, colgando sangrantes de mi vientre abierto mientras me veía observarme observando, agazapada, parada y presenciado el momento.